jueves, 25 de junio de 2009

LA LEYENDA DE ZELDA

LA LEYENDA DE ZELDA.


a Shigeru Mishamoto.

En un cofre dorado del tamaño de un cuis,
decordado por sustantivos y reminiscencias,
me encerré por dentro
con la penumbra en brazos
y la tristeza apoyada sobre mis espaldas.

Cuando me hallé en el desván,
tiempo más tarde,
abierta, raída y frágil,
lejana de la parafernalia
y la devoción por fantasmas
en el bosque,
con los cuatro nombres de
Mujercitas
en Wonderland,
no quedaba de aquel baúl más que un recuerdo,
un agujero sin árbol,
un espejo seco,
una llave
abandonada en cenizas,
intactas, eternas, mentirosas.
El Agitador del Viento
deshizo el acertijo bautismal
y ningún Link: el Guerrero,
apareció para salvarme.

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